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El Perú después de PPK

Publicado: 2017-12-17

Es muy difícil que PPK continúe en el cargo. El fujimorismo ha querido sacarlo de la presidencia desde el primer día y ahora parece estar a punto de lograr su objetivo. PPK nunca quiso entablar pelea. Al contrario, parecía dispuesto a ceder indefinidamente. Ahora el fujimorismo dio el golpe letal: una denuncia convincente por incompatibilidad de funciones servidor público-empresario que el presidente hasta el momento no ha podido desmentir satisfactoriamente. 

La justificación de que los contratos fueron legales y no correspondían a la caja 2 de Odebrecht aleja a PPK de la figura de la coima pero no soluciona su problema de fondo: la confusión permanente entre el servicio público y el negocio privado. El presidente parece no entender la gravedad de la revelación: mientras gestionaba públicamente el inicio de proyectos que han sido altamente rentables para Odebrecht (empresa corrupta confesa), esta hacía pagos millonarios a firmas de propiedad del presidente o ligadas a este. Por más argucias legales y advertencias sobre las intenciones del fujimorismo, el fondo del asunto sobre la falta de PPK se mantiene. Será muy difícil que aclare, y si lo hace, es prácticamente imposible que los promotores de la vacancia retrocedan en su pedido.

Si el fujimorismo ha hecho esto con PPK –el banquero más reconocido del establishment neoliberal y que no quería enfrentárseles por nada– es cierto que podría intentar sacar de carrera a cualquiera hasta llegar al poder o al menos estar convencido de que su situación en la Fiscalía y el TC está bajo control. Esto es golpismo puro y duro, pero tan burdo que le generaría costos políticos muy altos a Fuerza Popular. Si la vacancia a PPK se concreta y Vizcarra intenta completar el mandato, una maniobra para sacarlo a él del cargo luego de “encontrarle algo” o volver con “lo de Chinchero” dejaría en evidencia incontrastable la naturaleza golpista del fujimorismo.

Vizcarra tendría posibilidades de conducir con éxito el Gobierno, en caso se consume la vacancia. No conocemos realmente su posición política, con quiénes trabajaría y cómo interpretaría los desafíos de una eventual responsabilidad de conducir el país. Lo lógico sería que encare al fujimorismo, convoque a un gabinete plural y tenga como prioridad garantizar la autonomía del sistema judicial. Vizcarra tendrá que implementar el plan de gobierno que ganó las elecciones, como corresponde, pero asegurándose de no repetir el error de dedicarse a favorecer intereses privados en desmedro del país y, sobre todo, asumiendo que el fujimorismo no ha ganado las elecciones y no le corresponde gobernar. Tendrá que pedir cuestión de confianza cuando la oposición obstruccionista no lo deje trabajar y disolver el Congreso si esto se repite. Y si su permanencia es inviable, tendrá que haber nuevas elecciones generales, por más que esto afecte la estabilidad del país. 

Lo peor que puede pasar es que los corruptos sellen un pacto de impunidad, o que algunos corruptos controlen el sistema para destruir a otros mientras ellos se blindan. Vizcarra no podrá controlar la Fiscalía pero debe trabajar para protegerla de la arremetida mafiosa que avanza metódicamente contra esta y el Tribunal Constitucional. Ese sería su reto más grande: pelear por la institucionalidad del país, algo que PPK no supo hacer.

Con los destapes de Odebrecht y el trabajo de la Fiscalía-Poder Judicial se abrió la caja de Pandora y con esta la posibilidad de que los pesos pesados de la corrupción vayan a la cárcel. Esa es la gran oportunidad de esta crisis.


Escrito por

Juan Luis Dammert B.

Ph.D en Geografía (Clark University, Massachusetts) y Licenciado en Sociología por la PUCP.


Publicado en

Ecología Política

Todos los proyectos ecológicos son simultáneamente proyectos político-económicos, y viceversa. David Harvey.